jueves, 14 de mayo de 2009

"Estamos para complicarle la vida"

Hace algunas semanas contaba las dificultades por las que pasé por un sello que faltaba en un documento. No es nada comparado con este otro episodio que me contaron.
E, colega y visitante habitual de este blog, prestó servicios profesionales a una entidad estatal. Es una entidad estatal a la que yo también presto servicios con cierta regularidad. Como muchas otras entidades estatales, han establecido un sistema de pago muy simple y eficiente: uno gira el comprobante de pago que corresponda (en caso de E, un recibo de honorarios profesionales) y lo entrega a la entidad.
En algún momento previo, E registró en una lista su código de cuenta interbancario (CCI), que contiene toda la información de la cuenta en la que la entidad realizará el pago. Así se ahorran los gastos y trámites de emitir un cheque, y se evitan que uno tenga que ir a sus oficinas a cobrarlo.
Como E ya había registrado su CCI, el pago debía aparecer en su cuenta bancaria a la semana de haber dejado su recibo de honorarios, o tal vez 10 días como máximo. Así había sido en ocasiones anteriores. No había razón para que esta vez fuera diferente.
¿O si había?
Pasados con exceso los 10 días, E llamó a la entidad estatal averiguar por su pago. Con mucha vergüenza, además, como quien pide un favor o una concesión especial. Habló con la abogada que le había solicitado el servicio, quien le prometió averiguar qué había pasado. A los 15 minutos lo llamó con la respuesta: por una nueva disposición, el pago ya no podía hacerse a través del depósito directo. Tenía que ser con cheque, y el cheque ya estaba emitido pero no firmado.
Con el sistema antiguo, a esas alturas E ya hubiera tenido la plata en su cuenta.
Una semana más tarde, E volvió a hablar con la misma abogada. Nuevamente la misma vergüenza y la misma sensación de estar pidiendo un favor. Nuevamente la abogada prometió averiguar. Nuevamente, 15 minutos más tarde la respuesta fue que el pago no podía ser con cheque simple sino con cheque certificado. Pero que esa misma tarde iban a solicitar el cheque certificado en el banco que se encarga de administrar los dineros estatales. El cheque certificado estaría listo al día siguiente.
Otra semana más tarde, E volvió a llamar a la abogada de la entidad estatal. Seguía sin cobrar, y ahora no entendía qué podía haber pasado. La abogada, con una amabilidad que ojalá existiera en todos los trabajadores del Estado, prometió averiguar nuevamente. La razón de esta nueva demora era que, con el cheque de gerencia ya emitido, se dieron cuenta de que el monto consignado en el cheque era 30 soles mayor al monto a cobrar. La abogada hizo que la persona encargada de tramitar los cheques certificados hablara directamente con E para darle las explicaciones del caso. A estas alturas, la abogada ya se había ganado el premio a la paciencia y la bondad.
Finalmente, una semana más tarde, casi 60 días después de haber entregado el recibo de honorarios, E pudo cobrar.
Son esas cosas incomprensibles con las que algunos genios nos sorprenden: no tengo idea del costo adicional que le representó a esta entidad estatal anular un cheque ya girado, el gasto de transporte de la persona que fue al banco a certificar el primer cheque y luego a recogerlo una vez que estuvo certificado, más el costo del cheque en sí. A eso, hay que agregarle los costos de emitir un nuevo cheque certificado ante el error de los 30 soles adicionales.
¿No era más conveniente el sistema del depósito directo?
¿No era que nos pedían austeridad?
¿Así quieren que sus servidores sean eficientes, si tienen que perder tiempo valioso en dar explicaciones de "mejoras" que no han implementado ellos? ¿O que tienen que correr al banco a sacar cheques de gerencia y a recogerlos al día siguiente?
No sé si la persona que ideó el cambio de sistema se daba cuenta de lo poco práctico que sería. Aunque no me extrañaría que por ahí existiera un burócrata (o varios) con la única misión de encontrar los trámites fáciles para complicarlos.
Bien dicen que si Kafka hubiera sido peruano y viviera en estos tiempos, sería escritor costumbrista.

4 comentarios:

  1. Bien dicen que "burrócratas" los hay en todas partes.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. "estamos para complicarle la vida" sería un excelente eslogan para los burócratas, menos mal que hay ángeles que buscan ayudar como la abogada que mencionas. Pobre de tu amigo, que calvario pasó. Saludos. Hilda

    ResponderEliminar
  3. ay la burocracia!!!!!
    en méxico es igual o peor.. ahora se hizo un concurso del trámite más inútil.. y ganó uno en el que los pacientes deben realizar como
    "25 pasos" entre sacar copias, llenar formatos, ir a recolectar firmas, etc... para poder recibir su medicina!

    ResponderEliminar
  4. Cada país tiene su propio patrimonio, Esteban, pero los bu(r)rócratas son patrimonio de la Humanidad. Eso es seguro.

    Si Hilda, estos ángeles existen, felizmente... a pesar de los bu(r)rócratas.

    Si supe de este concurso Zocadiz, incluso escribí un post sobre el tema, que te invito a leer acá. Me pareció una idea excelente, pero espero que haya servido para corregir algunas inutilidades.

    ResponderEliminar

Por el cumplimiento del Reglamento de Protección de Datos de la UE (RGPD) 2016/679, al suscribirte a Seis de enero aceptas que se usen tus datos conforme a lo establecido en la política de privacidad. Esta establece los términos en que el blog usa y protege la información que brindan los suscriptores al usar el blog.